En el presente artículo
se analiza brevementeel tratamiento de la información y el conocimiento colectivo,
su almacenamiento y posterior
recuperación; desde la memoria humana, los antiguos papiros, libros y
manuscritos, hasta los dispositivos con memoria digital.
En esta sociedad de la
información donde se promueve el acceso abierto e irrestricto a prácticamente
toda la información y conocimiento alcanzado hasta el presente por la Humanidad,
es necesario conocer, pero también certificar la calidad de la información
mediante el análisis de las fuentes de las cuales procede.
El pensamiento de algunos
personas sobre la caducidad y obsolescencia de las bibliotecas y los libros
como soporte papel, ante los avances tecnológicos.
Bibliotecarios son todos
La mente, psiquis del ser
humano se compone en una muy importante parte de memoria. Además de lo que a
inteligencia y razonamiento se refiere, y dejando de lado postulados, teorías, planteos, hipótesis, doctrinas, y
otras corrientes psicológicas, filosóficas, teológicas y religiosas; con
respecto al alma y espíritu. Las conductas y desarrollo de cada individuo
estarán regidas en gran medida por aquellos recuerdos e información que atesore
el cerebro como soporte físico de la información que constituye la memoria del
ser humano orgánico.
Por lo tanto para
desarrollar su personalidad individual, la inteligencia de cada individuo se va
desarrollando en base a la cantidad de información que cada uno posee, es decir
lo que el cerebro almacena. Aunque limitada, la capacidad de almacenamiento de
información de un individuo promedio, incluso el científico más brillante
estará lejos de colmarse en el curso de una vida.
Toda la información es
almacenada químicamente en el cerebro durante la instancia que se conoce como
REM, y allí permanece aún cuando no se la recuerde conscientemente, para ser
utilizada cuando sea necesario de manera voluntaria o involuntaria. También
constituye el archivo personal de todos los recuerdos de cada individuo, no
existiendo dos archivos de memoria iguales. Cada ser humano almacena su porción
de recuerdos de manera única.
Por lo tanto el ser
humano varias veces por día recurre a sus reservas de memoria de manera voluntaria
ó inconsciente para desarrollar sus actividades y resolver los problemas y
situaciones cotidianas. Es decir pone en aplicación práctica su conocimiento.
El cerebro de manera automática transmite al cuerpo y los sentidos la forma de
actuar para resolver los conflictos que el humano enfrenta día a día y poner en
práctica la solución de los mismos.
Por ello todos los seres
humanos son bibliotecarios, quieran o no, se den cuenta de ello o no,
bibliotecarios que recurren permanentemente a la base de datos, o unidad de
información que constituye su memoria particular a cada instante, y cada
memoria parte fundamental de la personalidad de cada individuo podría
considerarse una biblioteca individual.
La información por las nubes
En la actualidad más que
en ninguna otra época de nuestra historia moderna, el concepto de biblioteca
trasciende el espacio físico y el hecho de almacenar y custodiar libros,
incorporando al mismo los nuevos tipos de soporte y las nuevas tecnologías
siendo considerada la internet como el nuevo paradigma de biblioteca o lugar
donde se almacena todo la información de la humanidad, y que constituye el
conocimiento o memoria colectiva.
Un término y acción muy
utilizada hoy en día es “guardar o almacenar un trabajo o archivo, en la nube”,
refiriéndose a la posibilidad de archivar datos digitales en servidores que se
encuentran en línea como integrantes de internet o “nube” constituida por miles
de servidores, es decir computadoras que almacenan información para cuando sea
requerida por los usuarios. Una vez almacenada en la nube, cada usuario puede
recuperar sus datos accediendo a la página web correspondiente mediante su
clave, pero no se conoce en que servidor en particular han ido a parar los
datos en concreto; siendo imposible recuperarlos ante una falla catastrófica
del sistema, o la desaparición de la empresa proveedora.
Esta práctica cada vez
más común entre profesionales y particulares, no está exenta de ciertos
riesgos, como ser la posibilidad de pérdida de la información ante fallos del
servidor o sistema, y el acceso que podrían tener a dicha información personas
no autorizadas por el autor o usuario, generando graves inconvenientes incluso
delitos.
Prácticamente todo tipo
de conocimiento e información está disponible hoy en día en internet, pero ante
esa súper abundancia es necesario quien certifique dicha información. Por
ejemplo los pueblos antiguos confiaron su conocimiento a la transmisión oral,
memorizándolo bajo forma de leyendas canciones o historias; que pasaban de
generación en generación por no contar con otro tipo de soporte confiable o la
escritura misma.
Los depositarios del conocimiento
Siguiendo el ejemplo de
los pueblos primitivos, los depositarios y custodios del conocimiento eran los
chamanes, jefes de tribu y médicos brujos; quienes elegían cuidadosamente el
momento y a las personas a quienes habrían de transmitirlo. Obviamente cada
pueblo tenía limitados conocimientos del mundo que los rodeaba siendo incapaces
de acceder a un conocimiento colectivo global.
Para trazar un paralelismo con la actualidad, un integrante de una tribu primitiva frente a una especie vegetal; obviamente sabría reconocerlo como tal, pero en un análisis más profundo: ¿Conocería alguna de sus propiedades? Su conocimiento acerca de este vegetal, si era o no comestible, venenoso o medicinal, dependería de los conocimientos e información sobre el vegetal en particular, que hubiera adquirido de manera oral de los depositarios del conocimiento de su tribu, y de su propia memoria para reconocer el vegetal en sí.
Para trazar un paralelismo con la actualidad, un integrante de una tribu primitiva frente a una especie vegetal; obviamente sabría reconocerlo como tal, pero en un análisis más profundo: ¿Conocería alguna de sus propiedades? Su conocimiento acerca de este vegetal, si era o no comestible, venenoso o medicinal, dependería de los conocimientos e información sobre el vegetal en particular, que hubiera adquirido de manera oral de los depositarios del conocimiento de su tribu, y de su propia memoria para reconocer el vegetal en sí.
En la actualidad, los
usuarios que buscan en internet un artículo, publicación o documento sobre un
tema determinado podrán acceder a múltiples opciones sobre lo que necesitan
conocer, con sólo teclear en la pantalla de los buscadores reconocidos, las
palabras clave sobre las cuales intentan conocer mas. Esta multiplicidad de
resultados aunque pueda parecer contradictorio, coloca al usuario en una
situación de desventaja, si no está capacitado para reconocer el resultado
óptimo; puesto que ante la mayor cantidad de respuestas deberá analizar cada
una para saber si es lo que realmente necesita conocer y si esta información
procede de fuentes confiables.
El papel de los bibliotecarios de hoy en día es precisamente saber determinar la validez y calidad de la información obtenida. Si bien no como depositarios o guardianes de esta información, pero sí como intérpretes de las fuentes y controladores de la calidad de la misma.
El papel de los bibliotecarios de hoy en día es precisamente saber determinar la validez y calidad de la información obtenida. Si bien no como depositarios o guardianes de esta información, pero sí como intérpretes de las fuentes y controladores de la calidad de la misma.
Soportes digitales, ventajas y desventajas frente al papel
Se confía plenamente en
la tecnología y los nuevos dispositivos, y es cierto que gracias a los avances
en la ciencia hoy las capacidades de almacenamiento de enormes cantidades de datos
en espacios muy reducidos se ha facilitados mucho la tarea de bibliotecarios y
usuarios, siendo esto un verdadero beneficio para la Humanidad. Hoy en día,
gracias a las memorias digitales periféricas tipo “pen drive” se puede llevar
en un pequeño portafolios una cantidad de datos similar a los contenidos de la
Biblioteca del Congreso.
Algunos audaces
profetizan la desaparición del soporte en papel, pero lo cierto es que rollos,
papiros, manuscritos y libros han sobrevivido por miles de años en tales
soportes desafiando la “degradabilidad” de los nuevos dispositivos digitales,
compuestos de materiales que tienen una vida útil limitada a la durabilidad de
los materiales por los cuales están constituidos, silicio, plásticos, metales,
aleaciones y otros polímeros. Por lo tanto el soporte papel tiene garantizado
su protagonismo, aunque no exclusivo por varias décadas mas, en las que
coexistirá junto a los dispositivos digitales.
Otro hecho es que para el
acceso a la información contenida en cualquiera de estos nuevos tipos de
soporte es necesario contar con algún otro dispositivo generalmente electrónico
para poder leer o hacer uso de los datos que contienen; ninguno es
autosuficiente y sustentable por sí mismo como el soporte papel, siempre habrá
de contarse con estas herramientas periféricas para utilizar
Entonces surge la
pregunta sobre qué sucedería ante un acontecimiento apocalíptico del tipo que
cine, literatura, documentales y religiones gustan profetizar; si se confía
pura y exclusivamente a almacenar el conocimiento en soportes que quedarían
destruidos o inutilizables ante un cataclismo, sin que esto signifique “el fin
del mundo”, tan solo una inundación o terremoto que deje una zona sin
electricidad. Con un simple “golpe de tensíon", o sobrevoltaje que inutilice servidores,
sistemas o almacenes digitales de información, los dejaría inutilizables e
inaccesibles.
La respuesta obvia es que
dicho conocimiento se perdería o quedaría oculto, relegado a la espera de poner
en marcha alguna máquina o dispositivo que sea capaz de desencriptar los datos
digitalmente almacenados.
Este trabajo no pretende resaltar
las desventajas, de las nuevas tecnologías y dispositivos, por el contrario,
trata en cambio de prever y aplicar protocolos de almacenamiento de respaldo
para el conocimiento. De hecho en laboratorios avanzados se estudia el
desarrollo de nuevos soportes de información y datos. Es más una de las teorías
que se está considerando es el almacenamiento de datos en cristales o piedra;
inclusive se sospecha que civilizaciones ancestrales, más avanzadas de lo que
se cree podrían haber llegado a almacenar información en obeliscos de granito y
en artefactos tallados en el más puro cristal de cuarzo, pero aún no se tienen
los medios y dispositivos para acceder, desencriptar y poder leer dicha
información.
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