Bibiotecología de Hoy

martes, 16 de junio de 2015

Memoria e inteligencia individual y colectivas: El conocimiento de la Humanidad confiado a las nubes. El soporte papel frente a los nuevos dispositivos

En el presente artículo se analiza brevementeel tratamiento de la información y el conocimiento colectivo, su  almacenamiento y posterior recuperación; desde la memoria humana, los antiguos papiros, libros y manuscritos, hasta los dispositivos con memoria digital. 
En esta sociedad de la información donde se promueve el acceso abierto e irrestricto a prácticamente toda la información y conocimiento alcanzado hasta el presente por la Humanidad, es necesario conocer, pero también certificar la calidad de la información mediante el análisis de las fuentes de las cuales procede.
El pensamiento de algunos personas sobre la caducidad y obsolescencia de las bibliotecas y los libros como soporte papel, ante los avances tecnológicos.


Bibliotecarios son todos

La mente, psiquis del ser humano se compone en una muy importante parte de memoria. Además de lo que a inteligencia y razonamiento se refiere, y dejando de lado postulados,  teorías, planteos, hipótesis, doctrinas, y otras corrientes psicológicas, filosóficas, teológicas y religiosas; con respecto al alma y espíritu. Las conductas y desarrollo de cada individuo estarán regidas en gran medida por aquellos recuerdos e información que atesore el cerebro como soporte físico de la información que constituye la memoria del ser humano orgánico.

Por lo tanto para desarrollar su personalidad individual, la inteligencia de cada individuo se va desarrollando en base a la cantidad de información que cada uno posee, es decir lo que el cerebro almacena. Aunque limitada, la capacidad de almacenamiento de información de un individuo promedio, incluso el científico más brillante estará lejos de colmarse en el curso de una vida.

Toda la información es almacenada químicamente en el cerebro durante la instancia que se conoce como REM, y allí permanece aún cuando no se la recuerde conscientemente, para ser utilizada cuando sea necesario de manera voluntaria o involuntaria. También constituye el archivo personal de todos los recuerdos de cada individuo, no existiendo dos archivos de memoria iguales. Cada ser humano almacena su porción de recuerdos de manera única.

Por lo tanto el ser humano varias veces por día recurre a sus reservas de memoria de manera voluntaria ó inconsciente para desarrollar sus actividades y resolver los problemas y situaciones cotidianas. Es decir pone en aplicación práctica su conocimiento. El cerebro de manera automática transmite al cuerpo y los sentidos la forma de actuar para resolver los conflictos que el humano enfrenta día a día y poner en práctica la solución de los mismos.

Por ello todos los seres humanos son bibliotecarios, quieran o no, se den cuenta de ello o no, bibliotecarios que recurren permanentemente a la base de datos, o unidad de información que constituye su memoria particular a cada instante, y cada memoria parte fundamental de la personalidad de cada individuo podría considerarse una biblioteca individual.



La información por las nubes

En la actualidad más que en ninguna otra época de nuestra historia moderna, el concepto de biblioteca trasciende el espacio físico y el hecho de almacenar y custodiar libros, incorporando al mismo los nuevos tipos de soporte y las nuevas tecnologías siendo considerada la internet como el nuevo paradigma de biblioteca o lugar donde se almacena todo la información de la humanidad, y que constituye el conocimiento o memoria colectiva.

Un término y acción muy utilizada hoy en día es “guardar o almacenar un trabajo o archivo, en la nube”, refiriéndose a la posibilidad de archivar datos digitales en servidores que se encuentran en línea como integrantes de internet o “nube” constituida por miles de servidores, es decir computadoras que almacenan información para cuando sea requerida por los usuarios. Una vez almacenada en la nube, cada usuario puede recuperar sus datos accediendo a la página web correspondiente mediante su clave, pero no se conoce en que servidor en particular han ido a parar los datos en concreto; siendo imposible recuperarlos ante una falla catastrófica del sistema, o la desaparición de la empresa proveedora.

Esta práctica cada vez más común entre profesionales y particulares, no está exenta de ciertos riesgos, como ser la posibilidad de pérdida de la información ante fallos del servidor o sistema, y el acceso que podrían tener a dicha información personas no autorizadas por el autor o usuario, generando graves inconvenientes incluso delitos.

Prácticamente todo tipo de conocimiento e información está disponible hoy en día en internet, pero ante esa súper abundancia es necesario quien certifique dicha información. Por ejemplo los pueblos antiguos confiaron su conocimiento a la transmisión oral, memorizándolo bajo forma de leyendas canciones o historias; que pasaban de generación en generación por no contar con otro tipo de soporte confiable o la escritura misma.

Los depositarios del conocimiento

Siguiendo el ejemplo de los pueblos primitivos, los depositarios y custodios del conocimiento eran los chamanes, jefes de tribu y médicos brujos; quienes elegían cuidadosamente el momento y a las personas a quienes habrían de transmitirlo. Obviamente cada pueblo tenía limitados conocimientos del mundo que los rodeaba siendo incapaces de acceder a un conocimiento colectivo global.

Para trazar un paralelismo con la actualidad, un integrante de una tribu primitiva frente a una especie vegetal; obviamente sabría reconocerlo como tal, pero en un análisis más profundo: ¿Conocería alguna de sus propiedades? Su conocimiento acerca de este vegetal, si era o no comestible, venenoso o medicinal, dependería de los conocimientos e información sobre el vegetal en particular, que hubiera adquirido de manera oral de los depositarios del conocimiento de su tribu, y de su propia memoria para reconocer el vegetal en sí.


En la actualidad, los usuarios que buscan en internet un artículo, publicación o documento sobre un tema determinado podrán acceder a múltiples opciones sobre lo que necesitan conocer, con sólo teclear en la pantalla de los buscadores reconocidos, las palabras clave sobre las cuales intentan conocer mas. Esta multiplicidad de resultados aunque pueda parecer contradictorio, coloca al usuario en una situación de desventaja, si no está capacitado para reconocer el resultado óptimo; puesto que ante la mayor cantidad de respuestas deberá analizar cada una para saber si es lo que realmente necesita conocer y si esta información procede de fuentes confiables.

El papel de los bibliotecarios de hoy en día es precisamente saber determinar la validez y calidad de la información obtenida. Si bien no como depositarios o guardianes de esta información, pero sí como intérpretes de las fuentes y controladores de la calidad de la misma.



Soportes digitales, ventajas y desventajas frente al papel

Se confía plenamente en la tecnología y los nuevos dispositivos, y es cierto que gracias a los avances en la ciencia hoy las capacidades de almacenamiento de enormes cantidades de datos en espacios muy reducidos se ha facilitados mucho la tarea de bibliotecarios y usuarios, siendo esto un verdadero beneficio para la Humanidad. Hoy en día, gracias a las memorias digitales periféricas tipo “pen drive” se puede llevar en un pequeño portafolios una cantidad de datos similar a los contenidos de la Biblioteca del Congreso.

Algunos audaces profetizan la desaparición del soporte en papel, pero lo cierto es que rollos, papiros, manuscritos y libros han sobrevivido por miles de años en tales soportes desafiando la “degradabilidad” de los nuevos dispositivos digitales, compuestos de materiales que tienen una vida útil limitada a la durabilidad de los materiales por los cuales están constituidos, silicio, plásticos, metales, aleaciones y otros polímeros. Por lo tanto el soporte papel tiene garantizado su protagonismo, aunque no exclusivo por varias décadas mas, en las que coexistirá junto a los dispositivos digitales.

Otro hecho es que para el acceso a la información contenida en cualquiera de estos nuevos tipos de soporte es necesario contar con algún otro dispositivo generalmente electrónico para poder leer o hacer uso de los datos que contienen; ninguno es autosuficiente y sustentable por sí mismo como el soporte papel, siempre habrá de contarse con estas herramientas periféricas para utilizar 

Entonces surge la pregunta sobre qué sucedería ante un acontecimiento apocalíptico del tipo que cine, literatura, documentales y religiones gustan profetizar; si se confía pura y exclusivamente a almacenar el conocimiento en soportes que quedarían destruidos o inutilizables ante un cataclismo, sin que esto signifique “el fin del mundo”, tan solo una inundación o terremoto que deje una zona sin electricidad. Con un simple “golpe de tensíon", o sobrevoltaje que inutilice servidores, sistemas o almacenes digitales de información, los dejaría inutilizables e inaccesibles.

La respuesta obvia es que dicho conocimiento se perdería o quedaría oculto, relegado a la espera de poner en marcha alguna máquina o dispositivo que sea capaz de desencriptar los datos digitalmente almacenados.

Este trabajo no pretende resaltar las desventajas, de las nuevas tecnologías y dispositivos, por el contrario, trata en cambio de prever y aplicar protocolos de almacenamiento de respaldo para el conocimiento. De hecho en laboratorios avanzados se estudia el desarrollo de nuevos soportes de información y datos. Es más una de las teorías que se está considerando es el almacenamiento de datos en cristales o piedra; inclusive se sospecha que civilizaciones ancestrales, más avanzadas de lo que se cree podrían haber llegado a almacenar información en obeliscos de granito y en artefactos tallados en el más puro cristal de cuarzo, pero aún no se tienen los medios y dispositivos para acceder, desencriptar y poder leer dicha información.

Como parte integrante del correcto y profesional tratamiento de la información en la actualidad y en el futuro, es algo que todos los bibliotecarios de esta era deben investigar, estudiar, considerar y aplicar, para beneficio de la bibliotecología y los usuarios en los años venideros.




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